Antecedentes
Nichiren Daishonin escribió La ofrenda de un pastel de barro
en noviembre de 1274, para agradecerle a Nanjo Tokimitsu las sinceras ofrendas
que este le había enviado.
Los jóvenes tienen el poder de crear nuevos valores. Tienen
la pasión de explorar nuevas fronteras. Mientras siguen surgiendo jóvenes con
la misión de los Bodisatvas de la Tierra, con júbilo y vigor, el futuro de
nuestro movimiento por el kosen-rufu seguirá creciendo y floreciendo.
Sensei:
“En estas muchas décadas, trabajé por el kosen-rufu con la
postura de que cada día es 16 de marzo. He hecho realidad cada plan y cada
visión de mi maestro. No tengo una sola cosa que reprocharme.”
La posta del kosen-rufu que nos pasó el señor Toda fue, en
realidad, la ardiente antorcha de la revolución religiosa. Tanto él como su
propio maestro, el fundador y primer presidente de la Soka Gakkai Tsunesaburo
Makiguchi, postularon que la religión existe para que los seres humanos puedan
crear la paz y la felicidad. Fue esta convicción la que los inspiró a iniciar
una revolución religiosa con miras a este fin. Desde sus comienzos, la Soka
Gakkai (originalmente, Soka Kyoiku Gakkai o Sociedad pedagógica para la
creación de valores) vivió dedicada a esta causa.
En un artículo titulado “Los propósitos de la Soka Kyoiku
Gakkai”, publicado en el boletín institucional Kachi Sozo (“Creación de
valor”), que editaba la organización antes de la guerra, se dice que la
revolución religiosa es el requisito para poder efectuar reformas en todas las
demás áreas, como la educación, las formas de vida y la filosofía. Luego, la
nota dice que la revolución religiosa puede fundamentarse claramente basada en
el criterio de ver los resultados reales positivos que ella produzca en la vida
cotidiana de la gente.
Los jóvenes tienen el poder de crear nuevos valores. Tienen
la pasión de explorar nuevas fronteras. Mientras siguen surgiendo jóvenes con
la misión de los Bodisatvas de la Tierra, con júbilo y vigor, el futuro de
nuestro movimiento por el kosen-rufu seguirá creciendo y floreciendo.
Los jóvenes tienen una misión de especial importancia como
protagonistas de esta lucha.
Texto Gosho…
[El capítulo “Maestro de
la Ley” (10o), en] El cuarto volumen del Sutra del loto señala: “Si alguien
busca el Camino del Buda y por el término de un kalpa une las palmas de las
manos en mi presencia y recita incontables versos de alabanza, estas loas al
Buda le valdrán beneficios incalculables. Y si uno alaba y ensalza al que
practica este sutra, su buena fortuna será mayor aún”.
Lo que este pasaje
indica es que uno, por dar ofrendas al devoto del Sutra del loto, que es
alguien tan odiado en el mundo malvado del Último Día, obtendrá beneficios
mayores que si diera ofrendas al Buda durante todo un kalpa mediano. [...]
El cuarto volumen del
Sutra del loto señala: “Si alguien busca el Camino del Buda y por el término de
un kalpa une las palmas de las manos en mi presencia y recita incontables
versos de alabanza, estas loas al Buda le valdrán beneficios incalculables. Y
si uno alaba y ensalza al que practica este sutra, su buena fortuna será mayor
aún”.
Más aún, aunque su
difunto padre fue un combatiente, mantuvo siempre la fe en el Sutra del loto y
por eso —usted era sólo un niño en ese momento— sé que concluyó su vida en el
estado espiritual de un verdadero creyente. Ahora, veo que usted sigue sus
pasos y que, como él, mantiene una firme fe en este sutra. Aunque el espíritu
de su padre hoy yace oculto en la hierba, estoy seguro de que se sentirá muy
satisfecho. ¡Y cuán inmensa sería su felicidad, si aún estuviera con vida!
Las personas que
practican este sutra, aunque no se conozcan entre sí, se reunirán en el Pico
del Águila. ¡Pero esto es mucho más cierto aún en el caso de usted y de su
padre: ya que ambos compartieron la fe en el Sutra del loto, renacerán juntos
en ese lugar!
Otras personas tal vez
lleguen a los cincuenta o sesenta años y aún tengan a sus padres con vida, y
puedan compartir juntos las canas y la vejez. Usted, sin embargo, perdió al
suyo a muy temprana edad, y no pudo disfrutar de su guía ni de su enseñanza.
Cuando pienso en lo que esto ha de haber sido para usted, apenas puedo contener
las lágrimas.
Yo, Nichiren, tenía la
profunda esperanza de ayudar a este país, pero los japoneses de alta y de baja
estirpe parecen empeñados en destruir la nación, porque no tienen en cuenta mi
consejo, y persisten en tratarme con animosidad. Impedido de actuar de otro
modo, me retiré a este bosque de montaña. Ahora, llegan noticias de que el gran
reino de los mongoles envía sus fuerzas para atacarnos. Mi congoja es
profunda... Pienso cuán distintas hoy serían las cosas si hubiesen escuchado mi
consejo.
Cuando pienso que todos
tendrán que sufrir como lo hicieron los pobladores de Iki y de Tsushima, mis
lágrimas fluyen sin cesar. [...]
Y no es algo que esté diciendo ahora, por primera
vez. Lo he proclamado a voz en cuello, sin escatimar la voz, durante los
últimos veinte años. ¡Y bien, si así tiene que ser, que así sea!
Esta carta trata
cuestiones de gran importancia, así que haga que los demás también la lean y
escuche atentamente. Aunque otros nos denigren, nosotros somos maestros de la
Ley y no dejamos que esto nos afecte.
El título deriva de una anécdota que relata el Daishonin en
este escrito, para destacar los beneficios que uno recibe cuando presenta al
Buda incluso la ofrenda más modesta. Escribe: “Los dos niños Invencible y
Virtud Triunfal le entregaron al Buda un pastel de barro a modo de ofrenda, y
como resultado de esta acción, renacieron como el gran rey Ashoka, gobernante
de la tercera parte del continente de Jambudvipa [y como su consorte]”.
Texto Gosho…
El cuarto volumen del
Sutra del loto señala: “Si alguien busca el Camino del Buda y por el término de
un kalpa une las palmas de las manos en mi presencia y recita incontables
versos de alabanza, estas loas al Buda le valdrán beneficios incalculables. Y
si uno alaba y ensalza al que practica este sutra, su buena fortuna será mayor
aún”.
Lo que este pasaje
indica es que uno, por dar ofrendas al devoto del Sutra del loto, que es
alguien tan odiado en el mundo malvado del Último Día, obtendrá beneficios
mayores que si diera ofrendas al Buda durante todo un kalpa mediano. [...]
El significado de la lucha del devoto del Sutra del loto
En noviembre de 1274, cuatro meses después de este
trascendental encuentro con el Daishonin en la diminuta choza de aquella remota
montaña, Tokimitsu le envió diversas ofrendas, preocupado por su bienestar. El
Daishonin, naturalmente, expresó su infinito agradecimiento por la honda
consideración de enviar esos sinceros obsequios.
La carta que escribió en respuesta, además de contener
expresiones de gratitud, también transmite importantes orientaciones para la
juventud, en las cuales se ve el deseo de enseñar a ese joven discípulo
principios de vital importancia para su futuro éxito.
Ante todo, el Daishonin le escribe que la actitud de hacer
ofrendas crea en la vida del benefactor una infinita buena fortuna. En
especial, elogia la sinceridad de Tokimitsu diciendo que como él está enviando
sus obsequios al devoto del Sutra del loto, quien propaga la Ley correcta en
una época de maldad, rodeado de persecuciones, Nanjo Tokimitsu acumulará
incalculables beneficios.
A partir de un pasaje del capítulo décimo del Sutra del loto,
“Maestro de la Ley”, el Daishonin explica que los beneficios derivados de hacer
ofrendas al devoto del Sutra del loto en el mundo corrupto del Último Día son
mayores incluso a los que se obtienen haciendo ofrendas al Buda.
¿Por qué el Buda da tanta importancia al devoto del Sutra del
loto? Para entender este punto, es esencial reconocer la verdadera intención
del Buda, tal como se expresa en este sutra; en otras palabras, el Sutra del
loto es una enseñanza expuesta para liberar a todas las personas del
sufrimiento y guiarlas a la iluminación en la época corrupta posterior a la
muerte del Buda.
Desde el capítulo “Maestro de la Ley” en adelante, el
principal tema que trata el Buda en el Sutra del loto es la propagación de esta
enseñanza en el mundo, después de su muerte. Dice que aquel que predica aunque
sea una sola estrofa del Sutra del loto en esa última época es un emisario de
El Que Así Llega (es decir, el Buda), enviado por El Que Así Llega para hacer
su labor.
En otras palabras, el devoto del Sutra del loto, que
corporifica y propaga la Ley, es aquel cuya presencia resulta primordial en la
última época, porque sin él, las personas permanecerían envueltas siempre en la
oscuridad.
El Daishonin afirma: “La Ley no se propaga por sí sola; como
las personas la propagan, ambas son dignas de respeto”. Por excelente que sea
una enseñanza, sólo cobra vida en el mundo real cuando alguien la pone en
práctica en su propia vida y la hace suya.
En particular, el devoto del Sutra del loto que practica y
propaga sin vacilar Nam-miojo-rengue-kio —la Ley suprema del universo que es el
origen de la iluminación de todos los budas— disipa la oscuridad de todo el
género humano. En consecuencia, elogiar a este devoto del Sutra del loto
produce más beneficios aún que ensalzar al Buda.
Sin embargo, el Daishonin luego explica que ese devoto del
Sutra del loto es “intensamente odiado” en el Último Día de la Ley.
En esta época de maldad, el devoto refuta las enseñanzas
budistas erróneas que tergiversan el propósito del buda Shakyamuni y denigran
el Sutra del loto, mientras propone audazmente una revolución religiosa que
restaure la genuina intención del budismo. Estas acciones inevitablemente
provocan la aparición de los tres enemigos poderosos.
Sólo se atrevían a ayudarlo o a apoyarlo las personas de
determinación inamovible, decididas a compartir la lucha del Daishonin. Este
profundo espíritu de dedicación y compromiso era, de por sí, una causa que
permitía acumular beneficios ilimitados. A juzgar por el contenido de esta
carta, podemos percibir que el Daishonin reconocía claramente el espíritu de
búsqueda de Tokimitsu y su determinación de luchar a su lado.
El budismo existe realmente en la vida de aquel que lucha con
dedicación inquebrantable por la felicidad genuina de la humanidad.
El primer paso para restaurar el propósito original del
budismo, que palpita en el corazón de la revolución religiosa propugnada por el
Daishonin, es involucrarse activamente con el pueblo, con la gente y con su
bienestar.
Texto Gosho…
Más aún, aunque su
difunto padre [Nanjo Hyoe Shichiro] fue un combatiente [samurái], mantuvo
siempre la fe en el Sutra del loto y por eso —usted era sólo un niño en ese
momento— sé que concluyó su vida en el estado espiritual de un verdadero
creyente [es decir, tuvo una postura correcta y firme en el momento de la
muerte].
Ahora, veo que usted
sigue sus pasos y que, como él, mantiene una firme fe en este sutra. Aunque el
espíritu de su padre hoy yace oculto en la hierba, estoy seguro de que se
sentirá muy satisfecho. ¡Y cuán inmensa sería su felicidad, si aún estuviera
con vida!
Las personas que
practican este sutra, aunque no se conozcan entre sí, se reunirán [después de
la muerte] en el Pico del Águila. ¡Pero esto es mucho más cierto aún en el caso
de usted y de su padre: ya que ambos compartieron la fe en el Sutra del loto,
renacerán juntos en ese lugar!
Otras personas tal vez
lleguen a los cincuenta o sesenta años y aún tengan a sus padres con vida, y
puedan compartir juntos las canas y la vejez. Usted, sin embargo, perdió al
suyo a muy temprana edad, y no pudo disfrutar de su guía ni de su enseñanza.
Cuando pienso en lo que esto ha de haber sido para usted, apenas puedo contener
las lágrimas.
Los practicantes del Sutra del loto están unidos por lazos
eternos
En este pasaje, el Daishonin alienta a Tokimitsu, diciéndole
cuán feliz estaría su padre de verlo desempeñándose como jefe de la familia
Nanjo y perpetuando su dedicación a la fe en la Ley Mística. El Daishonin
señala, además, que tanto el padre como el hijo, como practicantes del Sutra
del loto, con toda seguridad se reunirán en el futuro, en el Pico del Águila.
Un maestro bondadoso que forja a los jóvenes
No
hay maestro tan espléndido como el Daishonin. Cuando leemos esta carta entre
líneas, percibimos el inmenso amor compasivo del Daishonin hacia Tokimitsu y su
actitud de velar por el joven en nombre de su padre fallecido.
A decir verdad, en muchas cartas posteriores que le escribió
a este discípulo, encontramos no sólo explicaciones sobre los principios
budistas, sino también detallados consejos sobre su desarrollo personal y el
modo de conducirse en la vida.
El Daishonin observa que incluso cuando uno no pueda hacer
nada concreto en beneficio de sus padres, al menos puede sonreírles dos o tres
veces por día. Este ejemplo muestra una clase de consejo profundamente
humanístico, como los que el Daishonin solía dar a Tokimitsu para ayudarlo a
ser un individuo de excelente personalidad.
En años posteriores de su juventud, Tokimitsu enfrentaría una
grave adversidad; el lugar donde vivía, en la provincia de Suruga, fue el
centro de los acontecimientos que hoy conocemos como la “persecución de
Atsuhara”. En todo ese período, el Daishonin se esforzó al máximo por capacitar
y forjar a Tokimitsu, orando por el crecimiento espiritual y personal de este
joven discípulo.
En otra oportunidad, durante la persecución de Atsuhara, el
Daishonin elogió a Tokimitsu por su esfuerzo inquebrantable, llamándolo “el
sabio de Ueno”, y lo exhortó a dedicar su vida al “gran juramento” del
kosen-rufu. E incluso después, cuando aún se sentían los efectos de esa
persecución, lo tranquilizó con palabras llenas de convicción en el futuro:
“Aunque suframos por un tiempo, lo que nos aguarda en última instancia es la
felicidad”.
Cuando nació el hijo varón de Tokimitsu, el Daishonin propuso
que lo llamasen “Hiwaka Gozen”. Sin embargo, la felicidad de Tokimitsu pronto
sería manchada por la tragedia; su hermano menor Shichiro Goro fallecía
inesperadamente. Además, las autoridades de Kamakura impusieron al joven
pesadas obligaciones adicionales (como impuestos punitivos sobre su finca y la
exigencia de proveer mano de obra gratuita para obras públicas), que
representaron graves penurias económicas para él y su familia.
Y por añadidura, Tokimitsu en ese período enfermó de
gravedad. Sin embargo, en cada oportunidad y gracias al aliento bondadoso del
Daishonin, pudo superar todos los obstáculos.
En medio de una tormenta de persecuciones y obstáculos,
Tokimitsu protegió firmemente a sus compañeros de fe de Atsuhara. Con ánimo de
elogiar su esfuerzo, el Daishonin declaró: “Usted ya es como el devoto del
Sutra del loto”.
En verdad, este joven se había convertido en un excelente
líder que exploraba las fronteras del kosen-rufu con la misma dedicación a la
fe que el propio Daishonin.
Podríamos decir que las orientaciones de Nichiren Daishonin a
Nanjo Tokimitsu son un aliento para todos los jóvenes del Último Día de la Ley.
Aunque hoy los jóvenes no puedan conocer al Daishonin en persona, si estudian
sus escritos y se esfuerzan por el kosen-rufu tal como él lo hace, pueden
llegar a ser personas capaces de vivir con el mismo espíritu que él.
Hoy, en el siglo xxi, grabando en su alma las palabras del
Daishonin que expresan: “Mi deseo es que todos mis discípulos puedan hacer un
gran juramento”, los jóvenes de la SGI del Japón y del mundo están esforzándose
enérgicamente en el diálogo para compartir el budismo del Daishonin con los
demás. Ellos están asumiendo el espléndido liderazgo de nuestro movimiento,
mientras nuevos jóvenes se siguen sumando con entusiasmo a nuestra
organización, cada vez en mayores cantidades.
Texto Gosho…
Yo, Nichiren, tenía la profunda esperanza de
ayudar a este país, pero los japoneses de alta y de baja estirpe parecen
empeñados en destruir la nación, porque no tienen en cuenta mi consejo [de que
crean en el Sutra del loto], y persisten en tratarme con animosidad. Impedido
de actuar de otro modo, me retiré a este bosque de montaña [en Minobu].
Ahora, llegan noticias
de que el gran reino de los mongoles envía sus fuerzas para atacarnos. Mi
congoja es profunda... Pienso cuán distintas hoy serían las cosas si [los
japoneses] hubiesen escuchado mi consejo. Cuando pienso que todos tendrán que
sufrir como lo hicieron los pobladores de Iki y de Tsushima, mis lágrimas
fluyen sin cesar.
La lucha del Daishonin por reformar el panorama del budismo
en el Japón
Como indica el Daishonin cuando escribe: “Yo, Nichiren, tenía
la profunda esperanza de ayudar al país del Japón”, el punto de partida de sus
iniciativas era siempre el deseo de salvar a las personas del sufrimiento.
Su lucha monumental como devoto del Sutra del loto constituyó
una revolución religiosa enfocada en la felicidad del pueblo. Los sacerdotes de
las escuelas budistas establecidas, que habían perdido de vista el propósito
original del budismo, se opusieron a él e hicieron cuanto pudieron por
atacarlo.
Al regresar a Kamakura, tras su indulto, el Daishonin formuló
su tercera y última advertencia a las autoridades del gobierno. Cuando las
predicciones que había expuesto en sus tres advertencias se hicieron realidad,
escribió: “En tres oportunidades, he adquirido distinción por poseer este
conocimiento [profético]”. Estas confrontaciones, sin duda, ponen en evidencia
su espíritu indómito y las profundidades de su sabia visión.
En sus actividades, el Daishonin hizo gala del verdadero
propósito del buda Shakyamuni: abrir el camino hacia la iluminación de todas
las personas y asegurar la amplia propagación de la Ley Mística en todo el
mundo. Y triunfó ante cada obstáculo, dando pruebas incuestionables de su
identidad como maestro del Último Día de la Ley.
Sin embargo, el gobierno militar de Kamakura no quiso
escuchar las sinceras advertencias del Daishonin. Esto hizo que este último
decidiera abandonar la ciudad para establecerse en Minobu. Entonces, en el país
entero reinaba un ambiente sumamente tenso debido a que la invasión mongola se
había tornado una cuestión inevitable. En ese momento, la revolución religiosa
que el Daishonin venía propugnando entró en su siguiente etapa, orientada a
lograr como meta la felicidad del pueblo, la paz en la tierra y la
revitalización del budismo en el Japón.
En otras palabras, el movimiento por el kosen-rufu había
alcanzado un punto de inflexión: el inicio de una nueva etapa en que los
discípulos genuinos empezaban a asumir la lucha con seriedad. Era el período en
que estos sucesores comenzaban a desplegar el espíritu y la práctica del devoto
del Sutra del loto, y en que los discípulos luchaban por el kosen-rufu con la
misma consagración del Daishonin.
En esta nueva fase, correspondía a cada discípulo, en forma
individual, triunfar como devoto del Sutra del loto. El inicio de una época de
los sucesores, dedicados a perpetuar el movimiento por el kosen-rufu, es la
clave para establecer, en el verdadero sentido, un budismo centrado en el
pueblo. Esta “época de los discípulos” comenzó en la etapa en que el Daishonin
se marchó a Minobu.
Pocos meses después de que el Daishonin se instalara en el
monte Minobu, se produjo la primera invasión de las fuerzas mongolas [en
octubre de 1274, y las islas meridionales de Iki y de Tsushima, frente a las
costas de Kyushu, fueron las que sufrieron lo peor de la incursión]. Este
acontecimiento sumió a la población en un estado de agitación e incertidumbre.
La carta que estamos estudiando fue escrita inmediatamente
después de que el Daishonin se enterara de la invasión mongola. Lo acongojaba y
le producía un hondo dolor pensar que todos sus compatriotas tuvieran que
sufrir, en el futuro, “como lo hicieron los pobladores de Iki y de Tsushima”
El período histórico en que vivió el Daishonin no sólo se
caracterizó por los grandes cambios sociales del país, sino también por las
alteraciones registradas en las religiones establecidas, que sostenían y daban
fundamento a esa sociedad. El Daishonin formuló una enseñanza de transformación
interior basada, totalmente, en los principios budistas revelados en el Sutra
del loto.
En cambio, las escuelas budistas existentes, que habían
perdido de vista la misión de ayudar a la gente común a revelar su pleno
potencial, tendían a limitar el papel del budismo, en la medida en que sólo
seguían enseñanzas parciales o introductorias.
El Daishonin expuso el principio de “establecer la enseñanza
correcta para asegurar la paz en la tierra” no porque quisiera proponer ideales
nacionalistas, sino porque le importaba la seguridad y el bienestar de los
habitantes que formaban el país. Lejos de promover un budismo centrado en la
casta sacerdotal, ofrecía una visión de la Budeidad abierta y accesible a todas
las personas por igual.
A diferencia de otras escuelas budistas que prometían la
salvación después de la muerte, él postuló una enseñanza para transformar la
realidad, para hacer la revolución humana, que filosóficamente superaba el
dualismo entre la vida y la muerte. El budismo de Nichiren Daishonin permite a
las personas desplegar su potencial innato aquí y ahora, en esta existencia.
La base de la revolución religiosa iniciada por la SGI es
poner en práctica el ideal de una religión centrada en el pueblo, y restaurar
el fin primordial de toda actividad religiosa, que es la felicidad de los seres
humanos. Como el compromiso de nuestra organización con estos objetivos no ha
cambiado jamás desde que comenzamos nuestras actividades, el movimiento de la
SGI por la paz, la cultura y la educación hoy goza de un respeto intachable en
todo el mundo, y cosecha toda clase de elogios y de grandes expectativas.
Texto Gosho…
Y [esto, sobre la
influencia negativa de las enseñanzas budistas distorsionadas] no es algo que
esté diciendo ahora, por primera vez. Lo he proclamado a voz en cuello, sin
escatimar la voz, durante los últimos veinte años [desde que di a conocer
públicamente mi enseñanza]. ¡Y bien, si así tiene que ser, que así sea!
Esta carta trata
cuestiones de gran importancia, así que haga que los demás también la lean y
escuche atentamente. Aunque otros nos denigren, nosotros [Nichiren y sus
seguidores] somos maestros de la Ley y no dejamos que esto nos afecte.
Promovamos una enseñanza transformadora
Durante más de dos décadas, el Daishonin venía librando una
contienda por refutar los errores de las escuelas budistas predominantes en el
Japón, desde que proclamó su enseñanza por primera vez en 1253.
El linaje de la enseñanza correcta —transmitido desde
Sakyamuni al Sutra del loto y de este a Nichiren Daishonin— era, en sí mismo,
el linaje de la revolución religiosa. Sakyamuni había enseñado el potencial
innato y la igualdad entre todos los seres humanos, en oposición a las
enseñanzas autoritarias y jerárquicas del brahmanismo que habían dominado la
antigua sociedad india, dando lugar al régimen social de castas.
El Sutra del loto revela la enseñanza de la iluminación
universal basado en la doctrina de la posesión mutua de los diez estados, que
pone el budismo al alcance de todas las personas, en oposición a las doctrinas
del Mahayana provisional, que negaban la capacidad de lograr la Budeidad a las
personas de los dos vehículos (es decir, a los que escuchaban la voz y a los
que comprendían las causas), a las malas personas y a las mujeres].
Nichiren Daishonin puso en evidencia los errores doctrinales
de las escuelas budistas de su época y enseñó una filosofía centrada en el
pueblo, que cualquier persona pudiese practicar. La SGI es parte de este
linaje, que postula la enseñanza correcta y la revolución religiosa.
Ya que la revolución religiosa es un proceso eterno e
interminable, lo más esencial es la aparición de jóvenes sucesores que sean los
continuadores de tal iniciativa.
¡Surjan, jóvenes sucesores!
Al lado del Daishonin surgieron jóvenes sucesores, y su
epítome fueron Nikko Shonin —un destacado sacerdote discípulo que sería luego
su legítimo sucesor— y Nanjo Tokimitsu.
Para finalizar, el Daishonin escribe: “Esta carta trata
cuestiones de gran importancia”. Podemos entender que, precisamente porque
Nanjo Tokimitsu era tan joven, el Daishonin lo exhorta a llevar a cabo la
revolución religiosa que él había iniciado.
Los primeros tres presidentes de la Soka Gakkai, unidos por
los lazos de maestro y discípulo, han luchado con este mismo espíritu
intrépido. A menos que tengamos la postura de no escatimar la vida y la fortaleza
de no dejarnos intimidar por la maledicencia de los demás, no podremos sostener
una revolución frente a las tormentas insidiosas de las fuerzas adversas. Y, en
definitiva, todo depende de la presencia de jóvenes sucesores.
El Daishonin tenía las expectativas más elevadas en el joven
Tokimitsu. La aparición de discípulos de esta clase de compromiso genuino sin
duda lo convenció de que había llegado la época del trabajo pleno y decidido
para propagar ampliamente la Ley Mística en el Último Día.
El maestro Toda dijo: “El futuro pertenece a los jóvenes.
Siempre atesoremos a los jóvenes y tratémoslos con respeto, como si tuviéramos
a un buda por delante. Debemos hablar con ellos y escuchar lo que tengan para
decirnos, tratando de comunicarles los sentimientos y pensamientos que hay en
nuestro corazón con respecto al kosen-rufu. En última instancia, ellos serán
los que reciban de nosotros la posta”.
Para los grupos
Texto Gosho…
Yo, Nichiren, tenía la
profunda esperanza de ayudar a este país, pero los japoneses de alta y de baja
estirpe parecen empeñados en destruir la nación, porque no tienen en cuenta mi
consejo, y persisten en tratarme con animosidad. Impedido de actuar de otro
modo, me retiré a este bosque de montaña. Ahora, llegan noticias de que el gran
reino de los mongoles envía sus fuerzas para atacarnos. Mi congoja es
profunda... Pienso cuán distintas hoy serían las cosas si hubiesen escuchado mi
consejo.
Ahora, llegan noticias
de que el gran reino de los mongoles envía sus fuerzas para atacarnos. Mi
congoja es profunda... Pienso cuán distintas hoy serían las cosas si hubiesen
escuchado mi consejo. Cuando pienso que todos tendrán que sufrir como lo
hicieron los pobladores de Iki y de Tsushima, mis lágrimas fluyen sin cesar.
[...]
El budismo, desde su propio origen, es una enseñanza para
transformar el aspecto interior del ser humano. La esencia del humanismo
budista es permitir a la gente descubrir y revelar su pleno potencial innato.
Esto se refleja en el Sutra del loto, que enseña que cada individuo posee el
potencial de la Budeidad, y que la vida de cada persona es infinitamente
preciada y digna de respeto.
Las escuelas budistas establecidas en la época del Daishonin
desestimaban la importancia del Sutra del loto y tenían en común una visión
limitada y errónea sobre el potencial humano; sus enseñanzas denigraban,
negaban o disminuían la capacidad del ser humano de lograr la iluminación.
El período histórico en que vivió el Daishonin no sólo se
caracterizó por los grandes cambios sociales del país, sino también por las
alteraciones registradas en las religiones establecidas, que sostenían y daban
fundamento a esa sociedad. El Daishonin formuló una enseñanza de transformación
interior basada, totalmente, en los principios budistas revelados en el Sutra
del loto.
En cambio, las escuelas budistas existentes, que habían
perdido de vista la misión de ayudar a la gente común a revelar su pleno
potencial, tendían a limitar el papel del budismo, en la medida en que sólo
seguían enseñanzas parciales o introductorias.
El Daishonin expuso el principio de “establecer la enseñanza
correcta para asegurar la paz en la tierra” no porque quisiera proponer ideales
nacionalistas, sino porque le importaba la seguridad y el bienestar de los
habitantes que formaban el país. Lejos de promover un budismo centrado en la
casta sacerdotal, ofrecía una visión de la Budeidad abierta y accesible a todas
las personas por igual.
A diferencia de otras escuelas budistas que prometían la
salvación después de la muerte, él postuló una enseñanza para transformar la
realidad, para hacer la revolución humana, que filosóficamente superaba el
dualismo entre la vida y la muerte. El budismo de Nichiren Daishonin permite a
las personas desplegar su potencial innato aquí y ahora, en esta existencia.
A diferencia de otras escuelas budistas que prometían la
salvación después de la muerte, él postuló una enseñanza para transformar la
realidad, para hacer la revolución humana, que filosóficamente superaba el
dualismo entre la vida y la muerte. El budismo de Nichiren Daishonin permite a
las personas desplegar su potencial innato aquí y ahora, en esta existencia.
En términos contemporáneos, la posición de las religiones
realmente humanísticas y abiertas es invitar al diálogo a las demás corrientes
de pensamiento dedicadas al bienestar humano y al desarrollo interior de la
gente, respetando las virtudes recíprocas y trabajando juntas por la paz, la
felicidad y la prosperidad del género humano.
De hecho, los miembros de la SGI en todo el mundo están
llevando a cabo este tipo de diálogo con grupos e individuos de diferentes
culturas y tradiciones religiosas, y cooperando con ellos en bien de la paz,
para construir un mundo mejor.
La base de la revolución religiosa iniciada por la SGI es
poner en práctica el ideal de una religión centrada en el pueblo, y restaurar
el fin primordial de toda actividad religiosa, que es la felicidad de los seres
humanos.
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