domingo, 2 de febrero de 2020

Disertación de Estudio del Presidente Ikeda - La ofrenda de un pastel de barro


Antecedentes
Nichiren Daishonin escribió La ofrenda de un pastel de barro en noviembre de 1274, para agradecerle a Nanjo Tokimitsu las sinceras ofrendas que este le había enviado.

Los jóvenes tienen el poder de crear nuevos valores. Tienen la pasión de explorar nuevas fronteras. Mientras siguen surgiendo jóvenes con la misión de los Bodisatvas de la Tierra, con júbilo y vigor, el futuro de nuestro movimiento por el kosen-rufu seguirá creciendo y floreciendo.

Sensei:
“En estas muchas décadas, trabajé por el kosen-rufu con la postura de que cada día es 16 de marzo. He hecho realidad cada plan y cada visión de mi maestro. No tengo una sola cosa que reprocharme.”

La posta del kosen-rufu que nos pasó el señor Toda fue, en realidad, la ardiente antorcha de la revolución religiosa. Tanto él como su propio maestro, el fundador y primer presidente de la Soka Gakkai Tsunesaburo Makiguchi, postularon que la religión existe para que los seres humanos puedan crear la paz y la felicidad. Fue esta convicción la que los inspiró a iniciar una revolución religiosa con miras a este fin. Desde sus comienzos, la Soka Gakkai (originalmente, Soka Kyoiku Gakkai o Sociedad pedagógica para la creación de valores) vivió dedicada a esta causa.

En un artículo titulado “Los propósitos de la Soka Kyoiku Gakkai”, publicado en el boletín institucional Kachi Sozo (“Creación de valor”), que editaba la organización antes de la guerra, se dice que la revolución religiosa es el requisito para poder efectuar reformas en todas las demás áreas, como la educación, las formas de vida y la filosofía. Luego, la nota dice que la revolución religiosa puede fundamentarse claramente basada en el criterio de ver los resultados reales positivos que ella produzca en la vida cotidiana de la gente.

Los jóvenes tienen el poder de crear nuevos valores. Tienen la pasión de explorar nuevas fronteras. Mientras siguen surgiendo jóvenes con la misión de los Bodisatvas de la Tierra, con júbilo y vigor, el futuro de nuestro movimiento por el kosen-rufu seguirá creciendo y floreciendo.

Los jóvenes tienen una misión de especial importancia como protagonistas de esta lucha.

Texto Gosho…
[El capítulo “Maestro de la Ley” (10o), en] El cuarto volumen del Sutra del loto señala: “Si alguien busca el Camino del Buda y por el término de un kalpa une las palmas de las manos en mi presencia y recita incontables versos de alabanza, estas loas al Buda le valdrán beneficios incalculables. Y si uno alaba y ensalza al que practica este sutra, su buena fortuna será mayor aún”.
Lo que este pasaje indica es que uno, por dar ofrendas al devoto del Sutra del loto, que es alguien tan odiado en el mundo malvado del Último Día, obtendrá beneficios mayores que si diera ofrendas al Buda durante todo un kalpa mediano. [...]

El cuarto volumen del Sutra del loto señala: “Si alguien busca el Camino del Buda y por el término de un kalpa une las palmas de las manos en mi presencia y recita incontables versos de alabanza, estas loas al Buda le valdrán beneficios incalculables. Y si uno alaba y ensalza al que practica este sutra, su buena fortuna será mayor aún”.

Más aún, aunque su difunto padre fue un combatiente, mantuvo siempre la fe en el Sutra del loto y por eso —usted era sólo un niño en ese momento— sé que concluyó su vida en el estado espiritual de un verdadero creyente. Ahora, veo que usted sigue sus pasos y que, como él, mantiene una firme fe en este sutra. Aunque el espíritu de su padre hoy yace oculto en la hierba, estoy seguro de que se sentirá muy satisfecho. ¡Y cuán inmensa sería su felicidad, si aún estuviera con vida!

Las personas que practican este sutra, aunque no se conozcan entre sí, se reunirán en el Pico del Águila. ¡Pero esto es mucho más cierto aún en el caso de usted y de su padre: ya que ambos compartieron la fe en el Sutra del loto, renacerán juntos en ese lugar!

Otras personas tal vez lleguen a los cincuenta o sesenta años y aún tengan a sus padres con vida, y puedan compartir juntos las canas y la vejez. Usted, sin embargo, perdió al suyo a muy temprana edad, y no pudo disfrutar de su guía ni de su enseñanza. Cuando pienso en lo que esto ha de haber sido para usted, apenas puedo contener las lágrimas.

Yo, Nichiren, tenía la profunda esperanza de ayudar a este país, pero los japoneses de alta y de baja estirpe parecen empeñados en destruir la nación, porque no tienen en cuenta mi consejo, y persisten en tratarme con animosidad. Impedido de actuar de otro modo, me retiré a este bosque de montaña. Ahora, llegan noticias de que el gran reino de los mongoles envía sus fuerzas para atacarnos. Mi congoja es profunda... Pienso cuán distintas hoy serían las cosas si hubiesen escuchado mi consejo.

Cuando pienso que todos tendrán que sufrir como lo hicieron los pobladores de Iki y de Tsushima, mis lágrimas fluyen sin cesar. [...]

Y no es algo que esté diciendo ahora, por primera vez. Lo he proclamado a voz en cuello, sin escatimar la voz, durante los últimos veinte años. ¡Y bien, si así tiene que ser, que así sea!

Esta carta trata cuestiones de gran importancia, así que haga que los demás también la lean y escuche atentamente. Aunque otros nos denigren, nosotros somos maestros de la Ley y no dejamos que esto nos afecte.

El título deriva de una anécdota que relata el Daishonin en este escrito, para destacar los beneficios que uno recibe cuando presenta al Buda incluso la ofrenda más modesta. Escribe: “Los dos niños Invencible y Virtud Triunfal le entregaron al Buda un pastel de barro a modo de ofrenda, y como resultado de esta acción, renacieron como el gran rey Ashoka, gobernante de la tercera parte del continente de Jambudvipa [y como su consorte]”.

Texto Gosho…
El cuarto volumen del Sutra del loto señala: “Si alguien busca el Camino del Buda y por el término de un kalpa une las palmas de las manos en mi presencia y recita incontables versos de alabanza, estas loas al Buda le valdrán beneficios incalculables. Y si uno alaba y ensalza al que practica este sutra, su buena fortuna será mayor aún”.

Lo que este pasaje indica es que uno, por dar ofrendas al devoto del Sutra del loto, que es alguien tan odiado en el mundo malvado del Último Día, obtendrá beneficios mayores que si diera ofrendas al Buda durante todo un kalpa mediano. [...]

El significado de la lucha del devoto del Sutra del loto
En noviembre de 1274, cuatro meses después de este trascendental encuentro con el Daishonin en la diminuta choza de aquella remota montaña, Tokimitsu le envió diversas ofrendas, preocupado por su bienestar. El Daishonin, naturalmente, expresó su infinito agradecimiento por la honda consideración de enviar esos sinceros obsequios.

La carta que escribió en respuesta, además de contener expresiones de gratitud, también transmite importantes orientaciones para la juventud, en las cuales se ve el deseo de enseñar a ese joven discípulo principios de vital importancia para su futuro éxito.

Ante todo, el Daishonin le escribe que la actitud de hacer ofrendas crea en la vida del benefactor una infinita buena fortuna. En especial, elogia la sinceridad de Tokimitsu diciendo que como él está enviando sus obsequios al devoto del Sutra del loto, quien propaga la Ley correcta en una época de maldad, rodeado de persecuciones, Nanjo Tokimitsu acumulará incalculables beneficios.

A partir de un pasaje del capítulo décimo del Sutra del loto, “Maestro de la Ley”, el Daishonin explica que los beneficios derivados de hacer ofrendas al devoto del Sutra del loto en el mundo corrupto del Último Día son mayores incluso a los que se obtienen haciendo ofrendas al Buda.

¿Por qué el Buda da tanta importancia al devoto del Sutra del loto? Para entender este punto, es esencial reconocer la verdadera intención del Buda, tal como se expresa en este sutra; en otras palabras, el Sutra del loto es una enseñanza expuesta para liberar a todas las personas del sufrimiento y guiarlas a la iluminación en la época corrupta posterior a la muerte del Buda.

Desde el capítulo “Maestro de la Ley” en adelante, el principal tema que trata el Buda en el Sutra del loto es la propagación de esta enseñanza en el mundo, después de su muerte. Dice que aquel que predica aunque sea una sola estrofa del Sutra del loto en esa última época es un emisario de El Que Así Llega (es decir, el Buda), enviado por El Que Así Llega para hacer su labor.

En otras palabras, el devoto del Sutra del loto, que corporifica y propaga la Ley, es aquel cuya presencia resulta primordial en la última época, porque sin él, las personas permanecerían envueltas siempre en la oscuridad.

El Daishonin afirma: “La Ley no se propaga por sí sola; como las personas la propagan, ambas son dignas de respeto”. Por excelente que sea una enseñanza, sólo cobra vida en el mundo real cuando alguien la pone en práctica en su propia vida y la hace suya.

En particular, el devoto del Sutra del loto que practica y propaga sin vacilar Nam-miojo-rengue-kio —la Ley suprema del universo que es el origen de la iluminación de todos los budas— disipa la oscuridad de todo el género humano. En consecuencia, elogiar a este devoto del Sutra del loto produce más beneficios aún que ensalzar al Buda.

Sin embargo, el Daishonin luego explica que ese devoto del Sutra del loto es “intensamente odiado” en el Último Día de la Ley.

En esta época de maldad, el devoto refuta las enseñanzas budistas erróneas que tergiversan el propósito del buda Shakyamuni y denigran el Sutra del loto, mientras propone audazmente una revolución religiosa que restaure la genuina intención del budismo. Estas acciones inevitablemente provocan la aparición de los tres enemigos poderosos.

Sólo se atrevían a ayudarlo o a apoyarlo las personas de determinación inamovible, decididas a compartir la lucha del Daishonin. Este profundo espíritu de dedicación y compromiso era, de por sí, una causa que permitía acumular beneficios ilimitados. A juzgar por el contenido de esta carta, podemos percibir que el Daishonin reconocía claramente el espíritu de búsqueda de Tokimitsu y su determinación de luchar a su lado.

El budismo existe realmente en la vida de aquel que lucha con dedicación inquebrantable por la felicidad genuina de la humanidad.

El primer paso para restaurar el propósito original del budismo, que palpita en el corazón de la revolución religiosa propugnada por el Daishonin, es involucrarse activamente con el pueblo, con la gente y con su bienestar.

Texto Gosho…
Más aún, aunque su difunto padre [Nanjo Hyoe Shichiro] fue un combatiente [samurái], mantuvo siempre la fe en el Sutra del loto y por eso —usted era sólo un niño en ese momento— sé que concluyó su vida en el estado espiritual de un verdadero creyente [es decir, tuvo una postura correcta y firme en el momento de la muerte].

Ahora, veo que usted sigue sus pasos y que, como él, mantiene una firme fe en este sutra. Aunque el espíritu de su padre hoy yace oculto en la hierba, estoy seguro de que se sentirá muy satisfecho. ¡Y cuán inmensa sería su felicidad, si aún estuviera con vida!

Las personas que practican este sutra, aunque no se conozcan entre sí, se reunirán [después de la muerte] en el Pico del Águila. ¡Pero esto es mucho más cierto aún en el caso de usted y de su padre: ya que ambos compartieron la fe en el Sutra del loto, renacerán juntos en ese lugar!

Otras personas tal vez lleguen a los cincuenta o sesenta años y aún tengan a sus padres con vida, y puedan compartir juntos las canas y la vejez. Usted, sin embargo, perdió al suyo a muy temprana edad, y no pudo disfrutar de su guía ni de su enseñanza. Cuando pienso en lo que esto ha de haber sido para usted, apenas puedo contener las lágrimas.

Los practicantes del Sutra del loto están unidos por lazos eternos
En este pasaje, el Daishonin alienta a Tokimitsu, diciéndole cuán feliz estaría su padre de verlo desempeñándose como jefe de la familia Nanjo y perpetuando su dedicación a la fe en la Ley Mística. El Daishonin señala, además, que tanto el padre como el hijo, como practicantes del Sutra del loto, con toda seguridad se reunirán en el futuro, en el Pico del Águila.

Un maestro bondadoso que forja a los jóvenes
No hay maestro tan espléndido como el Daishonin. Cuando leemos esta carta entre líneas, percibimos el inmenso amor compasivo del Daishonin hacia Tokimitsu y su actitud de velar por el joven en nombre de su padre fallecido.

A decir verdad, en muchas cartas posteriores que le escribió a este discípulo, encontramos no sólo explicaciones sobre los principios budistas, sino también detallados consejos sobre su desarrollo personal y el modo de conducirse en la vida.

El Daishonin observa que incluso cuando uno no pueda hacer nada concreto en beneficio de sus padres, al menos puede sonreírles dos o tres veces por día. Este ejemplo muestra una clase de consejo profundamente humanístico, como los que el Daishonin solía dar a Tokimitsu para ayudarlo a ser un individuo de excelente personalidad.

En años posteriores de su juventud, Tokimitsu enfrentaría una grave adversidad; el lugar donde vivía, en la provincia de Suruga, fue el centro de los acontecimientos que hoy conocemos como la “persecución de Atsuhara”. En todo ese período, el Daishonin se esforzó al máximo por capacitar y forjar a Tokimitsu, orando por el crecimiento espiritual y personal de este joven discípulo.

En otra oportunidad, durante la persecución de Atsuhara, el Daishonin elogió a Tokimitsu por su esfuerzo inquebrantable, llamándolo “el sabio de Ueno”, y lo exhortó a dedicar su vida al “gran juramento” del kosen-rufu. E incluso después, cuando aún se sentían los efectos de esa persecución, lo tranquilizó con palabras llenas de convicción en el futuro: “Aunque suframos por un tiempo, lo que nos aguarda en última instancia es la felicidad”.

Cuando nació el hijo varón de Tokimitsu, el Daishonin propuso que lo llamasen “Hiwaka Gozen”. Sin embargo, la felicidad de Tokimitsu pronto sería manchada por la tragedia; su hermano menor Shichiro Goro fallecía inesperadamente. Además, las autoridades de Kamakura impusieron al joven pesadas obligaciones adicionales (como impuestos punitivos sobre su finca y la exigencia de proveer mano de obra gratuita para obras públicas), que representaron graves penurias económicas para él y su familia.

Y por añadidura, Tokimitsu en ese período enfermó de gravedad. Sin embargo, en cada oportunidad y gracias al aliento bondadoso del Daishonin, pudo superar todos los obstáculos.

En medio de una tormenta de persecuciones y obstáculos, Tokimitsu protegió firmemente a sus compañeros de fe de Atsuhara. Con ánimo de elogiar su esfuerzo, el Daishonin declaró: “Usted ya es como el devoto del Sutra del loto”.
En verdad, este joven se había convertido en un excelente líder que exploraba las fronteras del kosen-rufu con la misma dedicación a la fe que el propio Daishonin.

Podríamos decir que las orientaciones de Nichiren Daishonin a Nanjo Tokimitsu son un aliento para todos los jóvenes del Último Día de la Ley. Aunque hoy los jóvenes no puedan conocer al Daishonin en persona, si estudian sus escritos y se esfuerzan por el kosen-rufu tal como él lo hace, pueden llegar a ser personas capaces de vivir con el mismo espíritu que él.

Hoy, en el siglo xxi, grabando en su alma las palabras del Daishonin que expresan: “Mi deseo es que todos mis discípulos puedan hacer un gran juramento”, los jóvenes de la SGI del Japón y del mundo están esforzándose enérgicamente en el diálogo para compartir el budismo del Daishonin con los demás. Ellos están asumiendo el espléndido liderazgo de nuestro movimiento, mientras nuevos jóvenes se siguen sumando con entusiasmo a nuestra organización, cada vez en mayores cantidades.

Texto Gosho…
 Yo, Nichiren, tenía la profunda esperanza de ayudar a este país, pero los japoneses de alta y de baja estirpe parecen empeñados en destruir la nación, porque no tienen en cuenta mi consejo [de que crean en el Sutra del loto], y persisten en tratarme con animosidad. Impedido de actuar de otro modo, me retiré a este bosque de montaña [en Minobu].

Ahora, llegan noticias de que el gran reino de los mongoles envía sus fuerzas para atacarnos. Mi congoja es profunda... Pienso cuán distintas hoy serían las cosas si [los japoneses] hubiesen escuchado mi consejo. Cuando pienso que todos tendrán que sufrir como lo hicieron los pobladores de Iki y de Tsushima, mis lágrimas fluyen sin cesar.

La lucha del Daishonin por reformar el panorama del budismo en el Japón
Como indica el Daishonin cuando escribe: “Yo, Nichiren, tenía la profunda esperanza de ayudar al país del Japón”, el punto de partida de sus iniciativas era siempre el deseo de salvar a las personas del sufrimiento.

Su lucha monumental como devoto del Sutra del loto constituyó una revolución religiosa enfocada en la felicidad del pueblo. Los sacerdotes de las escuelas budistas establecidas, que habían perdido de vista el propósito original del budismo, se opusieron a él e hicieron cuanto pudieron por atacarlo.

Al regresar a Kamakura, tras su indulto, el Daishonin formuló su tercera y última advertencia a las autoridades del gobierno. Cuando las predicciones que había expuesto en sus tres advertencias se hicieron realidad, escribió: “En tres oportunidades, he adquirido distinción por poseer este conocimiento [profético]”. Estas confrontaciones, sin duda, ponen en evidencia su espíritu indómito y las profundidades de su sabia visión.

En sus actividades, el Daishonin hizo gala del verdadero propósito del buda Shakyamuni: abrir el camino hacia la iluminación de todas las personas y asegurar la amplia propagación de la Ley Mística en todo el mundo. Y triunfó ante cada obstáculo, dando pruebas incuestionables de su identidad como maestro del Último Día de la Ley.

Sin embargo, el gobierno militar de Kamakura no quiso escuchar las sinceras advertencias del Daishonin. Esto hizo que este último decidiera abandonar la ciudad para establecerse en Minobu. Entonces, en el país entero reinaba un ambiente sumamente tenso debido a que la invasión mongola se había tornado una cuestión inevitable. En ese momento, la revolución religiosa que el Daishonin venía propugnando entró en su siguiente etapa, orientada a lograr como meta la felicidad del pueblo, la paz en la tierra y la revitalización del budismo en el Japón.

En otras palabras, el movimiento por el kosen-rufu había alcanzado un punto de inflexión: el inicio de una nueva etapa en que los discípulos genuinos empezaban a asumir la lucha con seriedad. Era el período en que estos sucesores comenzaban a desplegar el espíritu y la práctica del devoto del Sutra del loto, y en que los discípulos luchaban por el kosen-rufu con la misma consagración del Daishonin.

En esta nueva fase, correspondía a cada discípulo, en forma individual, triunfar como devoto del Sutra del loto. El inicio de una época de los sucesores, dedicados a perpetuar el movimiento por el kosen-rufu, es la clave para establecer, en el verdadero sentido, un budismo centrado en el pueblo. Esta “época de los discípulos” comenzó en la etapa en que el Daishonin se marchó a Minobu.

Pocos meses después de que el Daishonin se instalara en el monte Minobu, se produjo la primera invasión de las fuerzas mongolas [en octubre de 1274, y las islas meridionales de Iki y de Tsushima, frente a las costas de Kyushu, fueron las que sufrieron lo peor de la incursión]. Este acontecimiento sumió a la población en un estado de agitación e incertidumbre.

La carta que estamos estudiando fue escrita inmediatamente después de que el Daishonin se enterara de la invasión mongola. Lo acongojaba y le producía un hondo dolor pensar que todos sus compatriotas tuvieran que sufrir, en el futuro, “como lo hicieron los pobladores de Iki y de Tsushima”   

El período histórico en que vivió el Daishonin no sólo se caracterizó por los grandes cambios sociales del país, sino también por las alteraciones registradas en las religiones establecidas, que sostenían y daban fundamento a esa sociedad. El Daishonin formuló una enseñanza de transformación interior basada, totalmente, en los principios budistas revelados en el Sutra del loto.

En cambio, las escuelas budistas existentes, que habían perdido de vista la misión de ayudar a la gente común a revelar su pleno potencial, tendían a limitar el papel del budismo, en la medida en que sólo seguían enseñanzas parciales o introductorias.

El Daishonin expuso el principio de “establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra” no porque quisiera proponer ideales nacionalistas, sino porque le importaba la seguridad y el bienestar de los habitantes que formaban el país. Lejos de promover un budismo centrado en la casta sacerdotal, ofrecía una visión de la Budeidad abierta y accesible a todas las personas por igual.

A diferencia de otras escuelas budistas que prometían la salvación después de la muerte, él postuló una enseñanza para transformar la realidad, para hacer la revolución humana, que filosóficamente superaba el dualismo entre la vida y la muerte. El budismo de Nichiren Daishonin permite a las personas desplegar su potencial innato aquí y ahora, en esta existencia.

La base de la revolución religiosa iniciada por la SGI es poner en práctica el ideal de una religión centrada en el pueblo, y restaurar el fin primordial de toda actividad religiosa, que es la felicidad de los seres humanos. Como el compromiso de nuestra organización con estos objetivos no ha cambiado jamás desde que comenzamos nuestras actividades, el movimiento de la SGI por la paz, la cultura y la educación hoy goza de un respeto intachable en todo el mundo, y cosecha toda clase de elogios y de grandes expectativas.

Texto Gosho…
Y [esto, sobre la influencia negativa de las enseñanzas budistas distorsionadas] no es algo que esté diciendo ahora, por primera vez. Lo he proclamado a voz en cuello, sin escatimar la voz, durante los últimos veinte años [desde que di a conocer públicamente mi enseñanza]. ¡Y bien, si así tiene que ser, que así sea!
Esta carta trata cuestiones de gran importancia, así que haga que los demás también la lean y escuche atentamente. Aunque otros nos denigren, nosotros [Nichiren y sus seguidores] somos maestros de la Ley y no dejamos que esto nos afecte.

Promovamos una enseñanza transformadora
Durante más de dos décadas, el Daishonin venía librando una contienda por refutar los errores de las escuelas budistas predominantes en el Japón, desde que proclamó su enseñanza por primera vez en 1253.

El linaje de la enseñanza correcta —transmitido desde Sakyamuni al Sutra del loto y de este a Nichiren Daishonin— era, en sí mismo, el linaje de la revolución religiosa. Sakyamuni había enseñado el potencial innato y la igualdad entre todos los seres humanos, en oposición a las enseñanzas autoritarias y jerárquicas del brahmanismo que habían dominado la antigua sociedad india, dando lugar al régimen social de castas.

El Sutra del loto revela la enseñanza de la iluminación universal basado en la doctrina de la posesión mutua de los diez estados, que pone el budismo al alcance de todas las personas, en oposición a las doctrinas del Mahayana provisional, que negaban la capacidad de lograr la Budeidad a las personas de los dos vehículos (es decir, a los que escuchaban la voz y a los que comprendían las causas), a las malas personas y a las mujeres].

Nichiren Daishonin puso en evidencia los errores doctrinales de las escuelas budistas de su época y enseñó una filosofía centrada en el pueblo, que cualquier persona pudiese practicar. La SGI es parte de este linaje, que postula la enseñanza correcta y la revolución religiosa.

Ya que la revolución religiosa es un proceso eterno e interminable, lo más esencial es la aparición de jóvenes sucesores que sean los continuadores de tal iniciativa.

¡Surjan, jóvenes sucesores!
Al lado del Daishonin surgieron jóvenes sucesores, y su epítome fueron Nikko Shonin —un destacado sacerdote discípulo que sería luego su legítimo sucesor— y Nanjo Tokimitsu.

Para finalizar, el Daishonin escribe: “Esta carta trata cuestiones de gran importancia”. Podemos entender que, precisamente porque Nanjo Tokimitsu era tan joven, el Daishonin lo exhorta a llevar a cabo la revolución religiosa que él había iniciado.

Los primeros tres presidentes de la Soka Gakkai, unidos por los lazos de maestro y discípulo, han luchado con este mismo espíritu intrépido. A menos que tengamos la postura de no escatimar la vida y la fortaleza de no dejarnos intimidar por la maledicencia de los demás, no podremos sostener una revolución frente a las tormentas insidiosas de las fuerzas adversas. Y, en definitiva, todo depende de la presencia de jóvenes sucesores.

El Daishonin tenía las expectativas más elevadas en el joven Tokimitsu. La aparición de discípulos de esta clase de compromiso genuino sin duda lo convenció de que había llegado la época del trabajo pleno y decidido para propagar ampliamente la Ley Mística en el Último Día.

El maestro Toda dijo: “El futuro pertenece a los jóvenes. Siempre atesoremos a los jóvenes y tratémoslos con respeto, como si tuviéramos a un buda por delante. Debemos hablar con ellos y escuchar lo que tengan para decirnos, tratando de comunicarles los sentimientos y pensamientos que hay en nuestro corazón con respecto al kosen-rufu. En última instancia, ellos serán los que reciban de nosotros la posta”.

Para los grupos
Texto Gosho…
Yo, Nichiren, tenía la profunda esperanza de ayudar a este país, pero los japoneses de alta y de baja estirpe parecen empeñados en destruir la nación, porque no tienen en cuenta mi consejo, y persisten en tratarme con animosidad. Impedido de actuar de otro modo, me retiré a este bosque de montaña. Ahora, llegan noticias de que el gran reino de los mongoles envía sus fuerzas para atacarnos. Mi congoja es profunda... Pienso cuán distintas hoy serían las cosas si hubiesen escuchado mi consejo.

Ahora, llegan noticias de que el gran reino de los mongoles envía sus fuerzas para atacarnos. Mi congoja es profunda... Pienso cuán distintas hoy serían las cosas si hubiesen escuchado mi consejo. Cuando pienso que todos tendrán que sufrir como lo hicieron los pobladores de Iki y de Tsushima, mis lágrimas fluyen sin cesar. [...]

El budismo, desde su propio origen, es una enseñanza para transformar el aspecto interior del ser humano. La esencia del humanismo budista es permitir a la gente descubrir y revelar su pleno potencial innato. Esto se refleja en el Sutra del loto, que enseña que cada individuo posee el potencial de la Budeidad, y que la vida de cada persona es infinitamente preciada y digna de respeto.

Las escuelas budistas establecidas en la época del Daishonin desestimaban la importancia del Sutra del loto y tenían en común una visión limitada y errónea sobre el potencial humano; sus enseñanzas denigraban, negaban o disminuían la capacidad del ser humano de lograr la iluminación.

El período histórico en que vivió el Daishonin no sólo se caracterizó por los grandes cambios sociales del país, sino también por las alteraciones registradas en las religiones establecidas, que sostenían y daban fundamento a esa sociedad. El Daishonin formuló una enseñanza de transformación interior basada, totalmente, en los principios budistas revelados en el Sutra del loto.

En cambio, las escuelas budistas existentes, que habían perdido de vista la misión de ayudar a la gente común a revelar su pleno potencial, tendían a limitar el papel del budismo, en la medida en que sólo seguían enseñanzas parciales o introductorias.

El Daishonin expuso el principio de “establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra” no porque quisiera proponer ideales nacionalistas, sino porque le importaba la seguridad y el bienestar de los habitantes que formaban el país. Lejos de promover un budismo centrado en la casta sacerdotal, ofrecía una visión de la Budeidad abierta y accesible a todas las personas por igual.

A diferencia de otras escuelas budistas que prometían la salvación después de la muerte, él postuló una enseñanza para transformar la realidad, para hacer la revolución humana, que filosóficamente superaba el dualismo entre la vida y la muerte. El budismo de Nichiren Daishonin permite a las personas desplegar su potencial innato aquí y ahora, en esta existencia.

A diferencia de otras escuelas budistas que prometían la salvación después de la muerte, él postuló una enseñanza para transformar la realidad, para hacer la revolución humana, que filosóficamente superaba el dualismo entre la vida y la muerte. El budismo de Nichiren Daishonin permite a las personas desplegar su potencial innato aquí y ahora, en esta existencia.

En términos contemporáneos, la posición de las religiones realmente humanísticas y abiertas es invitar al diálogo a las demás corrientes de pensamiento dedicadas al bienestar humano y al desarrollo interior de la gente, respetando las virtudes recíprocas y trabajando juntas por la paz, la felicidad y la prosperidad del género humano.

De hecho, los miembros de la SGI en todo el mundo están llevando a cabo este tipo de diálogo con grupos e individuos de diferentes culturas y tradiciones religiosas, y cooperando con ellos en bien de la paz, para construir un mundo mejor.

La base de la revolución religiosa iniciada por la SGI es poner en práctica el ideal de una religión centrada en el pueblo, y restaurar el fin primordial de toda actividad religiosa, que es la felicidad de los seres humanos.

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