NARRADOR:
Hubo
una extraña asamblea en una carpintería;
era una reunión de herramientas; ellas discutían y querían arreglas sus
diferencias; todo se tornó en un gran alboroto, y en ese momento solo se escuchaban reclamos de
un lado y de otro.
(Hablan todas las herramientas a la vez, y entran al
escenario)
El Tornillo: cada una debe votar hay que decidir de una
vez.
La Lija: Por favor hagan silencio.
El Metro: Dejen que yo hable.
El Serrucho: Calma, calma que todo se arreglara:
El Martillo: Un momento, un momento, yo voy a dirigir.
El Lápiz: yo tengo algo importante que decir.
NARRADOR:
En medio de tanta confusión y sonando
fuertemente su mazo, el martillo
ejercicio la presidencia, pero la asamblea no estuvo de acuerdo. Las
herramientas le gritaron. Usted hace mucho ruido y pasa todo el día golpeando.
El Martillo: Muy bien acepto lo que dicen, pero pido que
sea expulsada el tornillo, porque hay que darle muchas vueltas para que sirva
para algo.
El Tornillo: Ante tal ataque admito mi culpa pero yo pido que botemos a la lija, ella es muy áspera en su trato y
tiene muchas roces con los demás.
La Lija: Si eso es lo que quieren me iré, pero que
se marche el metro también, él se la pasa todo el día midiendo a todos como si
fuera el único perfecto.
El metro: Entonces también debe irse el serrucho,
porque sus filosos dientes maltratan a la madera.
NARRADOR:
En ese momento entro el carpintero, se colocó su delantal, e inicio su trabajo
como de costumbre. Las herramientas quedaron en silencio haciendo cada una su
trabajo, según el carpintero las fue necesitando.
Carpintero: Que lindo día, hoy hare una pieza muy especial, para ello utilizare todas
mis herramientas. Que bueno que las tengo, porque sin ellas no podría trabajar.
NARRADOR:
Entonces el carpintero, tomo el pedazo de
madera y fue utilizando cada herramienta en su debido momento, con el metro
midió el tamaño de la pieza, con el lápiz la marco, con el serrucho corto cada
pedazo, con martillo, tornillo y clavos unió las fragmentos y luego la lija dio
el acabado final. . Fue así como la tosca madera fue tomando forma y se convirtió en un lindo mueble. Cuando
el carpintero salió, las herramientas reanudaron la asamblea y tomo la palabra
el serrucho.
Serrucho: Ha quedado demostrado que tenemos defectos
pero el carpintero trabaja con nuestras virtudes y cualidades. Eso es lo que
nos hace valiosos. Así que no pensemos más en nuestros puntos malos y
concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos.
NARRADOR: las palabras del serrucho repicaron con
valentía y llamaban a la reflexión, entonces
las herramientas un tanto apenadas y entristecidas comentaban entre ellas:
La Lija: el martillo en verdad es muy fuerte.
El Martillo: y usted señora lija es muy especial para
afinar y limar asperezas.
El Tornillo: Señor metro usted es preciso y exacto.
El Metro: y usted señor tornillo une todas las piezas
con mucha fuerza.
NARRADOR:
Al examinar
el error cometido y admitir la utilidad de cada una, las herramientas se sintieron un equipo capaz de
producir grandes cosas, admiraron orgullosas sus fortalezas y apreciaron la oportunidad de trabajar juntas.
Ocurre lo mismo con los seres humanos, siempre estamos
buscando los defectos en los demás y por esto creamos situaciones tensas y
negativas. En cambio al tratar con sinceridad de percibir los puntos fuertes y
las virtudes de cada persona es cuando florecen los mejores logros humanos.
Presidente Ikeda siempre
orienta y dice: no desperdicien su tiempo comparándose con los demás…. Porque
somos todos diferentes es que cada uno de nosotros es especial.
Las herramientas abandonan en escenario abrazándose y
bailando al son de una linda música.
FIN
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