Las comunidades indígenas se desarrollaron de
acuerdo con las posibilidades y recursos que le ofrecía el medio geográfico,
obteniendo de allí los elementos básicos para la vida. En un principio las
cuevas y los árboles le sirvieron de refugio, pero con el correr del tiempo y
en la medida que avanzaban culturalmente, estas comunidades aprovechaban lo que
les ofrecía la naturaleza.
El agua, fue el principal recurso natural para
estas comunidades, localizando sus aldeas casi siempre cerca de ríos, lagos y
lagunas. Este recurso, aparte de proporcionarles alimentos seguros como peces,
mariscos y conchas marinas, les servía de vías de comunicación a través de
canoas, curiaras y balsa. Además, era utilizada para preparar sus comidas, aseo
personal, e incluso, este vital líquido garantizaba sus cosechas, de allí que
la mayoría de los indígenas practicaban ritos mágicos o religiosos dirigidos a
provocar las lluvias y curar enfermedades.
El suelo fue otro recurso aprovechado por las comunidades indígenas de diferentes formas y de acuerdo con el grado de desarrollo alcanzado por estas comunidades. Los grupos recolectores obtenían del suelo raíces tubérculos para su alimentación, los grupos agricultores aprovechaban las tierras fértiles para sembrara plantas como maíz, papas, yucas y otros frutos.
El barro proporcionado por los suelos era
utilizado para la elaboración de vasijas, piezas y otros objetos, así como para
la construcción de casas mediante la mezcla de paja y barro. Algunas de estas
comunidades lograron extraer de los suelos minerales como sal y oro que usaban
como adornos.
También la vegetación de bosques y sabanas,
ofreció a las comunidades una fuente inagotable de recursos y materiales que
les permitía sobrevivir, los árboles proporcionaron frutos comestibles y fibras
para la fabricación de tejidos, cestas y hamacas. La madera, fue utilizada para
la construcción de viviendas y utensilios.
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